El Papa del pueblo, al pueblo
No sabemos escuchar ¡Cómo nos cuesta! Escuchar, escuchar bien, es en cierto sentido una forma (santa) de humillación, porque supone dejar nuestros juicios y moralismos apartados para que la voz del otro fluya sin obstáculos, para que nos llegue y nos permita comprender y acoger. Al escuchar nos hacemos prójimos
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