Sin consolaciones pero con Dios
Nos gusta ser consolados. Encontrar paz en el alma, sentirnos seguros en lo que hacemos, mirar nuestra existencia desde la confianza, ¿no sería hermoso poder vivir siempre así? Tarde o temprano, llegan los momentos de prueba, de dolor, de cansancio, incluso de pecado. Nuestra imagen queda herida. No fuimos capaces de
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