Home > Análisis > Categoría pendiente > Cristianos y Católicos

Cristianos y Católicos

Image

Antes los llamábamos, y ellos mismos se llamaban, protestantes. Sin embargo, de unos años para acá se empezaron a autodenominar cristianos.

 

Antes los llamábamos, y ellos mismos se llamaban, protestantes. Sin embargo, de unos años para acá se empezaron a autodenominar cristianos. Sus librerías ostentan letreros que las identifican como cristianas. Poco a poco casi todo mundo les empezó a llamar de ese modo. Hasta algunas homilías dominicales se han referido con ese nombre a los fieles que se separaron de la fe de la Iglesia. Ello no pasaría de ser un asunto puramente nominal si ese cambio de nombre no sirviera para relegarnos sutilmente, excluyentemente, a los católicos a la categoría de no cristianos. Cuando los católicos aceptamos esa distinción, estamos traicionando nuestra fe. Recordemos que, al menos cada domingo, nosotros también confesamos nuestra fe en Cristo. ¿Cómo llegaron a dejarnos fuera de la jugada? ¿Se trata de un logro de relaciones públicas de los protestantes? ¿Mercadotecnia bien aplicada? Es mucho más que eso. Y podemos explicarlo si vemos el éxito de las sectas.

Hay quien dice que las sectas están financiados por poderosos grupos norteamericanos, que ofrecen dinero a los que se conviertan a ellas. Me parece que esto es una simplificación. Conozco personas, empresarios que no necesitan esos apoyos económicos, que se han convertido a alguna denominación protestante; ahora afirman haber finalmente encontrado el cristianismo. Algunos de ellos, incluso, militaron por años en las filas del Movimiento Familiar Cristiano, la Acción Católica y otros grupos semejantes. Nos sorprende que esas personas hayan decidido abandonar los sacramentos y la magnífica liturgia católica para unirse a alguna secta, que no tiene nada de eso. No entendemos qué hace que un católico, bautizado desde niño y educado por religiosas, se pase la Misa viendo fastidiado el reloj, pero cuando se convierte a una iglesia protestante aguanta feliz todo el domingo oyendo sermones y orando en el templo; nos asombramos que vaya de puerta en puerta con la Biblia en la mano. ¿Es la simple promesa de un préstamo en dólares? Seguro que no. Probablemente, entre otras razones, se deba a que nada de lo que veían en la Iglesia Católica les daba garantías de que ésta era una verdadera iglesia cristiana.

Porque, quizás, con todo y los sacramentos, el incienso, las hermosas imágenes y todo lo demás, pocas veces experimentaron lo que debe producir la existencia de la verdadera fe en Cristo. No deseo afirmar aquí que los protestantes son la verdadera iglesia cristiana; lejos de mí. Pero sí creo que los elementos indispensables para que la Iglesia Católica sea eficaz signo de Cristo, como son la proclamación de la Palabra de Dios, la vivencia a fondo de la liturgia y la práctica de la vida comunitaria, no se han desarrollado adecuadamente en muchas parroquias y otras comunidades. Los protestantes sólo tienen el primero y el tercer elementos, pero muy desarrollados. Las comunidades católicas- demasiado pocas, ¡ay!- que cultivan celosa y simultáneamente los tres, no sólo se olvidan del reloj durante la Misa, sino que son capaces de llamarse a sí mismos, con orgullo, cristianos católicos, y a los protestantes, con caridad evangélica, cristianos protestantes. Lo cristiano nos une, no nos separa.