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La Iglesia perdona pero también con sencillez y con humildad debe pedir justicia

Con el título de “Lunes negro” el editorial del domingo 21 de mayo del Semanario Desde la fe de la arquidiócesis de México, recordó que el lunes 15 de mayo la violencia incontenible en México atacó a las dos profesiones más peligrosas de México: la del periodista y la del sacerdote.

En diferentes puntos del país dos periodistas cayeron bajo las balas y un sacerdote, el Padre José Miguel Machorro, fue apuñalado varias veces.

Hasta este momento el padre José Miguel Machorro Alcalá, de la arquidiócesis de México se encuentra delicado de salud, aunque recuperándose favorablemente aún después del infarto que sufrió el viernes 19 estando en terapia intensiva, sin embargo continúa la parálisis del lado derecho por daño en el hemisferio cerebral izquierdo debido a la severa hemorragia que sufrió.

La Conferencia del Episcopado Mexicano se solidarizó con la arquidiócesis de México en un comunicado del 16 de mayo, por el lamentable atentado contra la vida del Padre José Miguel. Hubo una condena generalizada de las instituciones católicas del país, aunque pocos medios de comunicación le han dado el seguimiento y la difusión a tan grave acto.

Fieles de la arquidiócesis se reúnen todos los días afuera del hospital donde está internado el padre para rezar el rosario por su salud, también varias campañas de oración y para exigir justicias se han organizado a través de las redes sociales, algunas de ellas han sido convocadas por jóvenes.

El pasado domingo 21 de mayo el Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, se refirió al atentado que sufrió el padre José Miguel Machorro en la Catedral, y dijo que la Iglesia perdona, pero también la Iglesia, con sencillez y con humildad debe pedir justicia. Agradeció a las autoridades por su pronta atención ante la emergencia para socorrer al padre, y manifestó su inconformidad con el dictamen del juez que consideró inimputable la conducta de Juan René Silva Martínez, quien trató de asesinar al sacerdote.

Esto último es debido a que el dictamen emitido por las autoridades sobre Silva Martínez, de 26 años, se hizo en unos cuantos minutos. Este dictamen dice que el joven sufre de un trastorno psicótico que combinado con su obsesión por un vídeo juego (Assassin ‘s Creed) habría llevado a atacar al sacerdote, y que no puede distinguir entre fantasía y realidad.

El Padre Hugo Valdemar Romero, vocero de la Arquidiócesis Primada de México también calificó de superficial y precipitada la decisión del juez que determinó inimputabilidad de este agresor, pues no se puede determinar la inimputabilidad de una persona como esta en unos cuantos minutos, ya que presenta una personalidad muy compleja, y ha comentado que generalmente este tipo de dictamen se logra después de varios estudios.

El 19 de mayo se ofreció la primera misa de desagravio en el altar del Perdón de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.

Durante la homilía, el sacerdote Ricardo Valenzuela señaló que la agresión al padre Machorro “nos ha tocado” y “nos sentimos confrontados, desconsolados, espantados, preocupados. Nos ha tocado ver la expresión del mal”. Pero dijo que la confianza en Jesucristo “debe de ser más grande que el espanto, el susto y el enojo”.

Estas misas de desagravio se hacen porque se cometió un sacrilegio al atentar contra la vida de una persona sagrada y también porque se cometió el delito en un lugar sagrado.

En la Catedral y en otros templos de la arquidiócesis de México se puede ver este cartel pidiendo por la salud del Padre José Miguel Machorro, y solicitando a los padres de familia que enseñen a sus hijos a valorar y proteger la vida.