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La Ascensión del Señor

Reflexión homilética para el 2 de junio de 2019.

Es el evangelista San Lucas el que nos cuenta la Ascensión del Señor y lo hace en los dos libros que él nos ha dejado en la Biblia.

Termina el Evangelio con unos detalles muy bonitos de la Ascensión del Señor y comienza el libro de los Hechos diciendo así:

“En mi primer libro, querido Teófilo, escribí todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo”.

Son muchos los detalles que nos ha dejado en ambos párrafos. Intentaremos compartir algunos.

Hechos de los Apóstoles

Ante todo nos llamó la atención cómo Jesús, hasta el final de su vida, procuró instruir a los apóstoles aparte de las enseñanzas que daba a la multitud.

Debemos fijarnos en lo que advierte Lucas, que escribía todo lo que Jesús hacía y enseñaba. Muy importante para nosotros si queremos evangelizar, porque no basta hacer, no basta enseñar.

A continuación Lucas narra las últimas recomendaciones que Jesús da a los suyos, y la más importante es que permanezcan unidos en Jerusalén hasta que les envíe el Espíritu Santo.

Pero es entonces cuando los apóstoles manifiestan cómo habían entendido muy poco al Señor, porque le preguntan:

“¿Es ahora cuando vas a restaurar el Reino de Dios?”

Por lo visto permanecía en ellos la visión triunfalista del Mesías.

Jesús, una vez más, les repite que el Espíritu Santo lo solucionará todo y los hará apóstoles “hasta los confines del mundo”.

Después describe el evangelista cómo Jesús fue elevándose al cielo y unos ángeles les advierten a los apóstoles que volverá un día el Señor “como le habéis visto marcharse”.

Salmo responsorial 46

Realmente parece hecho este salmo para el día de la Ascensión del Señor:

“Dios asciende entre aclamaciones, el Señor al son de trompetas”.

Te invito a leerlo desde el acontecimiento que estamos meditando.

Carta a los Hebreos

La segunda lectura nos explica qué es lo que hace Jesús desde que subió al cielo: interceder por nosotros ante Dios.

Verdadero misterio porque Jesús hombre y Dios al tiempo, “emplea” su humanidad para interceder ante la Divinidad.

Hay un puntito en el párrafo de hoy sobre el que quiero llamar tu atención:

“El destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio”.

La conclusión es muy buena:

“Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa”.

Una invitación a mantenernos unidos a Jesús siempre.

Verso aleluyático

Este verso nos recuerda el pedido de Jesús a los apóstoles antes de subir a los cielos:

“Id y haced discípulos de todos los pueblos. Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

Es la promesa del Cristo fiel para todos nosotros.

Evangelio

En los tres ciclos A, B y C, el Evangelio de este día nos narra las últimas palabras de los sinópticos.

A nosotros nos toca San Lucas, nuestro compañero del año litúrgico.

Según él Jesús explica a los apóstoles cómo había cumplido su misión de dar la vida y resucitar, para que los hombres pudieran convertirse y recibir el perdón.

Luego les pide que permanezcan en la ciudad hasta que reciban el Espíritu Santo, “la fuerza de lo alto”.

“Después los sacó hacia Betania y, levantando la mano los bendijo”.

Mientras los bendecía se separó de ellos subiendo a lo alto.

Así termina la compañía que Jesús hizo a los hombres aquí en la tierra durante su vida mortal.

Resulta impresionante que, después de una separación así, pueda decir San Lucas que todos se volvieron a Jerusalén con gran alegría.

Así sucede cuando la amistad es en Dios.

La seguridad del reencuentro hace felices a los amigos, especialmente cuando el gran Amigo es el mismo Dios.

Por José Ignacio Alemany Grau